sábado, 8 de enero de 2011

Reducto ad Absordum

La gente subía al tren, sin fijarse en el hombre que ocupaba aquel asiento contra la ventana, la pared pasando furiosamente a su costado.

Llevaba un pequeño trozo papel, que espiaba de vez en cuando. Observaba por la ventana unos segundos, para luego regresar al papel, un poco arrugado y manoseado.


-Si yo lograra de alguna manera, viajar al pasado, y asesinara a mi abuelo-, leía para sus adentros, -entonces yo no existiría-.


Miró por la ventana, asegurándose de haber entendido el concepto.

Una vez incorporada la idea, volvió a introducirse en el papelillo.


-Entonces, si yo no existiera, no podría haber viajado al pasado en primer lugar-.


Volvió a mirar por la ventana y a considerar lo que acababa de leer para sí. Cuando estuvo seguro de que había entendido, se sumergió nuevamente en el papel.


-Entonces, si no hubiera podido viajar al pasado, tampoco podría haber asesinado a mi abuelo-


Repitió el proceso de mirar por la ventana mientras su ambiciosa mente trataba con el complejo problema y repasaba mentalmente las posibilidades.

Ésta vez, sin embargo, no regresó al trozo de papel con esas pocas palabras, sino que se quedó pensando, torciendo y retorciendo. Su cerebro estaba funcionando a toda su capacidad, como un contorsionista llevando su cuerpo al extremo, su mente se retorcía buscando con cautela su elasticidad máxima, utilizando siempre el mismo tipo de razonamiento, y siempre llegando a la conclusión errónea de que él no debería existir.

La paradoja tenía sentido, en otras palabras, el viaje al pasado debería ser imposible culpa de algún mecanismo que evitara que no se dieran las condiciones para ese tipo de contradicción.


La gente seguía subiendo al tren, sin fijarse en el hombre que ocupaba aquel asiento contra la ventana, como si de alguna manera, él ya no existiera o estuviera sintonizado con un universo que lo aislaba del común ir y venir del resto.



A menos, razonó el hombre, que el razonamiento que él estaba utilizando estuviera, de alguna manera, equivocado. Después de todo: ¿Quién era él, un simple hombre, para discutir las leyes intrínsecas de la naturaleza?

Por lo tanto, lo más probable era que él se tuviera que adaptar al universo, de modo que trató de vislumbrar como un hecho, la falacia en su razonamiento.

Para hacer eso necesitaba considerarla nuevamente, tratando de fluir con el universo, ser más que un contorsionista, como un bailarín, conectado con la música que caprichosamente tocaba el infinito universo.

Si en algún momento del futuro, él encontrara la forma de viajar en el tiempo, y regresara al momento en que su abuelo era todavía pequeño, y lo matara… pero eso jamás podría pasar, porque entonces su abuelo no habría conocido a su abuela, su padre no podría haber nacido y él tampoco.

Es como decir que para no llegar tarde a tomar el tren que salía a las 8am él hubiera decidido no tener un trabajo que lo hiciera tomar el tren de las 8am… jamás hubiera sido consciente del problema, por ende, jamás hubiera pensado en no tomar ese tren. No había un posible o imposible, tan sólo un “así es”. Que lo perturbaba sobremanera.

La gente seguía subiendo al tren, sin fijarse en el hombre que ocupaba aquel asiento contra la ventana. Él los miraba como a animales de un lúgubre y apagado zoológico, porque él mismo se veía así, títere en las manos del tiempo y espacio, letra escrita en las manos de un totalitario dios.

No, no lo estaba haciendo correctamente.

La paradoja tenía que tener sentido. No podía ser que la naturaleza permitiera cosas así.

Respiró profundamente para calmarse y lo intentó nuevamente.

Si su futuro yo viajara al pasado, y asesinara al infante de su abuelo, entonces su abuelo no podría haber conocido a su abuela. Hasta ahí no había ningún problema.

Si sus abuelos no se hubieran conocido, su padre no habría nacido, y tampoco él.

Obviando la naturaleza contradictoria de dicha conclusión, el hombre procedió metódica y lentamente, considerando que ahora no importaban las lógicas implicancias, porque era justamente esa lógica la que estaba dando lugar al fallo.

La gente seguía subiendo al tren, sin fijarse en el hombre que ocupaba aquel asiento contra la ventana. La pared moviéndose a gran velocidad, como un televisor con un solo y depresivo canal de arte abstracto, mostrándose hasta llegar a la siguiente iluminada estación.

Fría como un quirófano sin uso, pero con mucha luz.

Ahora todo tenía sentido.

Entonces, en teoría, su futuro yo podría viajar al pasado y asesinar a su abuelo. Pero él estaba vivo, lo que quería decir que eso no pasaría en el futuro, que ese pensamiento, ese hecho, esa posibilidad, NO sucedería, ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro, por el mero hecho de su presencia allí, por el mero hecho de estar vivo.

Pero, estando vivo, podría perfectamente efectuar dicho viaje.

... y, nuevamente, estando vivo podría cometer el homicidio.

Finalmente entendió todo. No había paradoja, no había contradicción: el universo ya había resuelto todo por él, y él había tenido que adaptarse a las leyes mayores, como un súbdito arrodillándose a los pies del rey de las verdades.

La gente seguía subiendo al tren, sin fijarse en aquel asiento vacío junto a la ventana.. Vacío, excepto por ese papelito depositado en el asiento... con el título de "La Paradoja del Abuelo"...


y el tren continuó su viaje...





Autores:
Kwisatz Haderach & El Joven Aguador

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4 comentarios:

Origami Explotion dijo...

Muy muy interesante!!! Me gustó!!!
Cómo va Emilio??? Volveré a las clases en marzo, vos estás en Bs. As.??? o de vacaciones???

Paula

Un joven Aguador dijo...

Que bueno que te haya gustado Pau!

Yo sin vacaciones, pero pasándolo bien. ¿Así que volvés en marzo? ¡Bien ahí!

¿Por dónde anduviste?

Origami Explotion dijo...

Eyyy, Emilio, qué bueno que haya vida en estos espacios cibernautas!!!

Yo estuve paseando por París y todavía creo que estoy un poco allí, pero ya volveré a la normalidad!!!

bueno, nos estamos viendo seguramente en marzo!!!

besos, Pau

Un joven Aguador dijo...

París? Que bueno! yo solo conozco el aeropuerto, de pasada :P

Imposible no quedar con la mente un poquito por allá... que liindo...

bueno, estoy esperando un nuevo post en Explotion, querida, así que a ver si nos hacés un Origami de la torre Eiffel, de una Baguette o algo eh!

Nos vemos en marzo!
Abrazo!!