domingo, 5 de octubre de 2008

Del otro lado

Estaba realmente perdido y confundido. No sabía a donde ir, no sabía qué hacer. No sabía quien era yo realmente. No sabía a quién creerle, ni qué creer de lo que creía.

Un día me desperté y al pie de mi cama había un hombre. Estaba sentado fumando un cigarrillo. Interpreté que era un sueño, por lo que no tuve tanto miedo.

Él me dijo, con la certeza de la divinidad, todo lo que siempre había querido escuchar.

Me dijo que era una buena persona. Que todos cometen errores, pero que de ellos se aprende si se está alerta.
Me dijo que a mi me gustaba estar con gente, que buscara una forma de pasar mucho tiempo acompañado.
Me dijo que tenía talento para lo que hacía, pero debía hacerlo más divertido, para no tomarlo con tanta seriedad, que le cargaba peso extra.
También me explicó los confusos caminos del amor y cómo la "pareja ideal" era una idealización que iba a morir luego de distintas parejas, hasta que cuando muera, iba a suceder por si misma.

Jamás me había sentido tan feliz. Me dijo quién era yo. Me dijo a dónde iba yo. Me clarificó todo sobre mi camino. No dejó duda alguna. Su luz me dio un impulso claro hacia la vida.

Me desperté con una sonrisa gigantesca y salí a la calle.
Salí con demasiada alegría, parece ser.
Salí con tanta alegría, que crucé sin mirar... y ahora estoy muerto.

Ahora estoy sentado en otro plano de la realidad. Hay más almas conmigo por acá, todas analizando un poco lo que pasó y viendo cómo resolverlo.

Créanme. Estando de este lado, ninguno piensa en no volver. La tierra es un lugar maravilloso. Ahora me doy cuenta que no necesitaba al bromista que se sentó al pie de la cama para ser feliz. Un poco tarde, como siempre.

Analizando como volver a la tierra, se me ocurre pensar que si vuelvo con la mentalidad de: "La vida es genial, no hay nada que hacer para ser feliz, sólo ser feliz" es probable que no nazca... o que nazca con grandes dificultades de desarrollo. Imagínense alguien que sabe que ninguna dificultad de la vida es real y que la felicidad se encuentra sin esfuerzo alguno.

Eso no motiva a nadie en la tierra... ya nos ven ahí a todos nosotros. Lo único que nos motiva es pensar que nos falta algo. Si no es la pareja, es el trabajo, o la diversión, o el futuro o el pasado, el poder, la dicha... Todos buscando y buscando.

Pero claro, absolutamente nadie va a admitir eso. Hasta que estén de este lado. Acá veo las almas de personas que vivieron persiguiendo algo, a tal punto que ahora están de este lado pensando en cómo obtener ese algo.
Dan ganas de ir a alguno de ellos y darles una bofetada.

¿Acaso no ven que esa obsesión los mató y no pudieron apreciar nada de lo que pasaba a su alrededor?

Pero claro, supongo que lo mismo que le pasa al hombre en su necesidad de "encontrar algo" le pasa al Universo en su necesidad de generar movimiento. El Universo debe sentirse muy solo, muy vacío, muy triste. Por eso nos hizo para entretenerse, hacerse creer que no es vacío, que hay algo en él. Qué parecido a nosotros es. Que hermosura.

Lo más maravilloso, es que para lograr eso, nos da el don de la vida y nos suelta ahí, sin rumbo, sin sentido, sin dirección, pero para divertirse más hace que busquemos incansablemente esas cosas... lo "correcto" en la vida.

Este Universo es muy bromista.

Una idea surgida a los cuatro años aún nos invade, rigiendo nuestra vida.
Un pensamiento, un sentimiento, al que nos aferramos e hicimos que nos identificara, que aún hoy nos esclaviza y hace que busquemos algo que hemos olvidado pero que percibimos vagamente. Lo cual lo hace aún más inalcanzable.

Por eso esa mañana, con ese hombre al pie de mi cama revelándome lo maravilloso de la simplicidad de la vida, me liberó del hechizo que yo había puesto encima mío.

Ahora quiero volver, como desafío personal, para poder no sólo comunicar esto a otros, quiero también volver para disfrutar de la vida, tratar con amor a las personas y construir algo perdurable para la humanidad, que sea su bastión de amor, de fé en la vida, de libertad de las cadenas de la autoridad personal y social.

Eso sí. Al volver, tengo que planearlo bien. ¿Cómo afectarán estas ideas a mi nacimiento? ¿Cuándo tomaré consciencia de todo esto? ¿Tendré motivación de vivir si conozco que la verdad es que no existe motivación, que la decisión es lo que importa? ¡Tendré que imponerme mucha decisión entonces!

Decisión. Que gran calamidad para el hombre. Espero aceptar el desafio cuando llegue a la tierra. Espero olvidar todo, pero no estas revelaciones.

Espero olvidar todo, purgar todo el dolor, vivir todo el dolor, dar todo el amor, vivir todo el amor.

Del otro lado, las cosas son bastante claras...
¡Que zambullida entrar nuevamente a un cuerpo! ¡A una mente! ¡A la consciencia, al inconsciente, al subconsciente! ¡a los recuerdos! ¡Al dolor! Al temor, ¡A la emoción! ... somos tantas cosas cuando estamos ahí abajo... ufff...

Me siento como un niño en su primera zambullida al agua, con todo el terror de que esté muy fría, de que no pueda flotar.

Pero en fin.

¡A zambullirse!


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3 comentarios:

Diego Torrent dijo...

¡Ay! ¡Pero qué poético! ¿Cuando vas a venir a Colonia Vela a leernos tus historias?

Un joven Aguador dijo...

Lidia, santa.
Algun dia me paso por ahi y te llevo las facturas de Don Pipo que tanto te gustaron!

Gracias por pasar, bombona.

Anónimo dijo...

Te amo mi amor!

Eternamente! Te espero en cada lugar del mundo, te extraño en cada lugar del mundo, en cada minuto, en cada segundo!

Eso solo es el comienzo!

Te amo eternamente!