domingo, 22 de febrero de 2009

Un respiro

Sucedió un día.
Un día esperado, un día que sabía que llegaría.
Ese día, tal como me habían contado, no fue un día como cualquier otro.
Fue un día que me susurró al oído.

Me mostró, como ahogados en un laberinto, donde destellos de sol se filtran escurridizos por pasillos de inmensa oscuridad, donde la vida se confunde entre lo que pasa, lo que es y lo que pasará, entre lo que pasó y lo que quisimos que pasara, todo tenía su por qué. Todo era tal y como era. No había nada que recriminar. Nada que decir. Nada que agregar o descartar.

Fueron tiempo, donde no todos pensamos bien, donde nunca supimos si siquiera pensar estaba bien, donde nunca supimos que significaría "bien", donde siempre supimos lo correcto y lo incorrecto.

Entre todo ese caos, sin previo aviso, el Sol apareciendo entre grises nubes de una tormenta, sorprendiéndonos en un verde descampado de pasto húmedo, oliendo la tierra fresca y recordándonos nuestro origen, nuestras raíces.

Se da un suceso lleno de gloria, lleno de amor.

Relajando nuestros hombros, aliviando la presión de nuestros ojos, disminuyendo nuestro peso...
Decide volver, mostrarnos lo que aprendió y se coloca frente a nosotros.
Se pone allí, en la parte de nuestra mente donde no hay mente, donde podemos reconocerle, como el día en que nacimos.
Allí, deslumbrante, imponente, se presenta y nos vuelve conscientes de todo, expulsando las tinieblas lejos para que esta deje de pegarse a nuestra piel.

Nos muestra aquello que realmente perdimos, aquellos que ya no están más allí, nos muestra aquellos que están y cómo están. Nos indica con su luminosa majestuosidad, cuáles fueron y son nuestros temores, nos devuelve el movimiento. Nos permite, en su infinita gracia, recibir una bendición por sólo un día y así, no temerle a nada, ni a nadie.
Para que por lo menos, un día podamos renacer, enfrentando así su nuevo viaje.

Su viaje de Consciencia.
Se hace uno con la nuestra. Nos cuenta sus experiencias.
Las hace nuestras. Porque es nuestra, porque nunca fue ajena.

Nos vuelve intocables por un día, para poder tener la sobriedad de mirar a propósito nuestra completa existencia.

Luego, poco a poco, minuto a minuto... comienza a esconderse nuevamente, las sombras vuelven a cubrirnos, las gamas de colores nos tapan y confuden nuevamente, perdiéndonos en el océano de grises.

Pero mientras se va, nos susurra y no son nuestros oídos quienes le escuchan, ni nuestra mente quien le comprende. Nos susurra diciéndonos que nos mantengamos firmes, fuertes, porque no se va a ningún lugar lejos de nosotros, todo lo contrario. Sólo se va por allí, al rabioso mar de consciencias, donde intentará mantenerse íntegro, pero volátil, al límite, pero ilimitado.
Conociendo, comprendiendo, brillando intensamente, preparándonos para otra transformación.

Nos dice que dejemos de tener miedo, que la realidad es que nunca se va, siempre está ahí y que si tenemos miedo, al mismo tiempo mantengamos la voluntad esperando su regreso, llena de esperanza. Con los ojos cerrados y la mente en calma le veremos brillar, siempre.

Es él quien nos pide, que no le olvidemos, que no nos alejemos.
Pero ya es tarde, nos sumergimos y es difícil ver debajo del agua con las espesas nubes de una tormenta próxima oscureciendo hasta la más superficial de las capas del océano donde vivimos.

Pero cerramos los ojos y allí está, su apasionada llama, vibrando con la violencia de quien divide la luz de la oscuridad, con la agresividad propia de quien protege a su hijo, abrazándolo con fuerza, protegiéndolo de los miles ejércitos de sombras, con el movimiento constante de su ígneo corazón, destruyéndose a si mismo incontables veces, desgastándose y regenerándose con más y más poder.

y nosotros, creyéndonos fuera de su alcance, creyéndonos abandonados, creyéndonos impotentes sin que se pare frente a nosotros... sumergidos, nadando, inevitablemente hacia el final.

Un día. Un día donde las tinieblas se dispersan y sólo queda la verdad por ver.
Inevitablemente, pues nadie nos ha dado a elegir.
Donde el camino se vuelve visible y podemos seguir, dando el siguiente paso, pero sin excusas, con total lucidez de nuestro andar.

Una muestra más del infinito amor del universo.
Una muestra más, que siempre brillará para nosotros, esperando que brillemos para él.

Un día.
Un respiro para el alma.


Safe Creative #0902222598597

No hay comentarios: